sábado, 26 de enero de 2013

SOKUSHINBUTSU.......Jo


Esta palabra significa literalmente, “Consecución de la budeidad en vida”.

LA HISTORIA DE LOS MONJES-MOMIAS

Los monjes del Budismo Shugendô quienes,  en el norte de Japón (principalmente la provincia de Yamagata) durante el siglo XV, buscaron su muerte propia de una forma tal, que sus cadáveres se conservaran momificados, consiguiendo así el estado de Iluminación, convirtiéndose en Budas.
Cientos de monjes que intentaron auto-momificarse, sin embargo sólo han sido descubiertos o se conservan registros de 28 “éxitos” hasta la fecha.
La técnica está extinta en el mundo actual y no se sabe de ningún monasterio o grupo budista la práctica hoy.

CÓMO CONVERTIRTE EN MOMIA, POR DESEO PROPIO

El ritual ha variado durante los nueve siglos de los que se tiene constancia histórica, pero son 3 las etapas principales que no cambiaron y todas duran un período de 1000 días.
Por entre 1.000 y a veces hasta 3.000 días, estos monjes se sometían a un muy estricto régimen de entrenamiento físico y una particular dieta de alimentos de que nutrirse. Comiendo pequeñas cantidades de harina de trigo, nueces, avellanas y nuez moscada, que el monje debe reunir del bosque donde vive. Todo esto para deshacerse de su grasa corporal, ya que al morir es uno de los primeros elementos en descomponerse y provocar la putrefacción.
Luego, por otros 1.000 días, la dieta del ascético se vuelve aún más limitada, sólo se alimenta de raíces y de la corteza del pino. Y de un té venenoso elaborado a partir del árbol Urushi, que habitualmente es utilizado para crear la laca japonesa. El veneno evitaba que los gusanos u otros bichos, se comieran el cadáver. Además, el veneno provocaba dolores que iban acompañados de vómitos, sudoración y provocaba el orinar continuamente aumentando la pérdida de los fluidos corporales. Este es uno de los procesos fundamentales de la momificación: la deshidratación.
Físicamente el monje, demacrado porque el agua y la grasa corporal de su organismo casi han desaparecido. En este débil estado y con una apariencia esquelética, el ascético se somete con fervor a largos períodos de oración y mantras cantados.
En ese momento se construye un “refugio” subterráneo, a unos tres metros bajo el suelo, en él se coloca un ataúd de madera diseñado para que el monje se coloque en posición de loto y continúe en él su meditación acompañada por el canto de mantras y no se movería de la posición del loto hasta su muerte. Cabe decir que padecía intensos dolores provocados por el té venenoso. Ahora esta en la última fase de su camino sagrado.
Su única conexión con el mundo exterior era un tubo de bambú por el que se podía hacer sonar una campana. Cada día, si la campana sonaba, el monje indicaba que aun vivía, y recibía un poco más de “alimento” consistente en raíces de pino y su bebida preferida: té venenoso. El día que la campana dejaba de sonar se retiraba el ducto de aire y la cripta era sellada.
Los monjes esperaban 1000 días más, y tras ellos, abrían la tumba para ver si la momificación había sido exitosa. Si el cuerpo se había corrompido, el monje era enterrado con honores especiales. Pero si la momificación había sido exitosa, era llevado a un templo y considerado un Buda.
La creencia era que su espíritu aún habita en la momia y podía conceder dones y ayudar a los fieles, tal como un buda.
Hasta mediados del siglo XIX esta inusual tradición se practicó en la región de Tohoku, una de las más pobres del Japón.

BUDAS “VIVOS”

El cadáver del monje tras obtener el estatus de deidad Buda era llevada al templo Kaikoji ubicado en la región Sakata durante la prefectura Yamagata, un lugar donde las generaciones de los monjes Ato San atienden a las momias con el respectivo cuidado.
En este templo se encontraron dos Sokushinbutsu muy bien preservados, quienes en vida habían sido los monjes Chukai y Enmyokai, ellos comparte un santuario de vidrio. Sorprendentemente este dúo de dioses permanecen sentados en la misma posición en la que fueron enterrados en 1755 y 1822 respectivamente y están en la dirección de la montaña sagrada Dewa Sanzan lugar donde hicieron su peregrinaje y meditación.
A diferencia de momias conocidas en el mundo, de las que se sabía que hubo intervención externa para lograrlo. Cuando los investigadores descubrieron que los órganos internos de las momias de Honshu estaban intactos se quedaron estupefactos.
Este proceso de auto momificación no era nada confiable y seguro, porque los cuerpos se descomponen por numerosas razones. Por ello los monjes que fallaban al transformarse en Sokushinbutsu, eran enterrados en una tumba ordinaria, aunque si recibían respeto y cierto estatus por el intento.
En la actualidad se desconoce cuantos monjes cumplieron exitosamente este ritual, los textos de los templos revelaron que muchos sacerdotes fallaron en su auto momificación. Este proceso fue prohibido en 1909 durante el gobierno Meiji, un gobierno que mantuvo una fuerte campaña nacional a favor de los sintoístas, la religión autóctona de Japón.

EXPLICACIÓN CIENTÍFICA DE LA MOMIFICACIÓN EN VIDA

El misterio del porqué de la importancia del templo Dainichi, uno de los principales sitios del ritual momificador, ubicado dentro de las montañas de Dewa Sanzan, ha sido revelado gracia a investigaciones científicas actuales.
De acuerdo a las leyendas, los monjes que hacían su ritual en las partes bajas de la montaña por el Monte Yudono, y ellos debían su éxito a la residencia de los Kami (similares a dioses del lugar) del sector, y a una de las fuentes de esta montaña, que poseía poderes místicos, ya que beber de su agua era reservado sólo para los monjes que buscaban convertirse en Sokushinbutsu.
Las pruebas que se hicieron al agua de esta fuente encontraron altos niveles de arsénico, un elemento químico altamente venenoso, y que al ser ingerido produce fallos en los órganos y la muerte de las células del cuerpo, sin embargo es un agente conservador potente. Por esta razón los monjes que bebían de la fuente del Monte Yudono tenían una mayor probabilidad de completar su misión y convertirse en Sokushinbutsu.

DISCIPLINA PARA LA MOMIFICACIÓN

Las montañas de Honshu pueden ser vistas desde la costa norte del mar de Japón, en esta zona hay un pequeño templo budista, donde se encuentra Kochi, el catorceavo Sokushinbutsu, quien está protegido por un santuario de vidrio y es reverenciado como una deidad. Quien en el año de 1363 era un sacerdote que practicó el ritual de momificación a la edad de 66 años.
El cuerpo de Kochi es tal vez el más antiguo y está bien preservado, sus dedos son similares a garras torcidas hacia adentro y la piel de su cara no posee grasa por lo que está bien conservada. Kochi viste sotanas ceremoniales mientras está sentado en la posición de flor de loto.
En el siglo XIX Kochi fue inmortalizado nuevamente en la novela de Bokushi Suzuki Snow Country Tales, publicada en 1841 y se volvió tan famoso como una celebridad.

¿QUIÉN INVENTO EL RITUAL SOKUSHINBUTSU?

Las raíces históricas de esta tan inusual práctica, empiezan con la secta Shingon, la cual era una escuela Budista aficionada al esoterismo. Otro de los lugares importantes fue el templo Saishoji, que se fundo en el siglo IX. En él la disciplina y estudio que la escuela promovía se combinaban con largos rituales para vivir como ermitaño, y quienes lo practicaban llegaban a vivir en un extremo ascetismo.
Las enseñanzas dicen que los sacerdotes que se dedicaron a esto lo hicieron con el propósito de lograr atraer la paz y la iluminación a las comunidades.
Existen varias especulaciones sobre el origen de esta práctica, la más común es que el fundador de la escuela Shingon, el maestro Kukai trajo estas enseñanzas de la China Tang, y que eran parte de la disciplina secreta tántrica que había aprendido allí y que fueron después olvidadas en China.
Todavía permanece como un misterio el porqué estos sacerdotes se sometían a tan riguroso ritual. Los seguidores del budismo esotérico de por sí ya vivían vidas de plegarias, ascetismo y peregrinaje, por ello un ritual de muerte sería la culminación y la razón de su existencia.
Los monjes creían que sus muertes aliviarían el sufrimiento del resto de la población.

MOMIAS “FOREVER”

En la actualidad se conocen 28 Sokushinbutsu en Japón que consiguieron su inmortalidad en nueve siglos. El primer caso se dio en 1081 y el último registrado data de 1903, la mayoría de estas momias pueden ser vistas y encontradas en los templos del norte de Honshu. Aunque no todas son momias Sokushinbutsu, hay casos de momificaciones estándares como la momia de Yasuhira Fujiwara en el templo Chusonji, cuya cabeza fue decapitada a golpes de espada después de su muerte.
Los templos están esparcidos por toda la región de las montañas sagradas en Yamagata central, sin embargo la ubicación de estos templos no esta resguardada u oculta, un ejemplo es la momia de Tetsuryo-kai que esta en los suburbios de Tsuruoka.
En otros lugares las momias se encuentra en barrios budistas y en santuarios de Shinto ubicados en la pequeña ciudad de Sakata.
En muchos casos no hay tanta conmoción debido a estas momias, a excepción del famoso templo Dainichi que no es muy concurrido. A las momias no se las puede ver, sólo si se hace el pedido correcto se puede apreciar al Buda.
La mayoría de los Sokushinbutsu son desconocidos e incomprendidos por su título, ya que en el mismo Japón actual muchos de sus habitantes no están al tanto con la existencia de estas.
Las momias disfrutan de un anonimato en los oscuros templos donde residen, escondiendo su extraordinaria historia en las montañas del Japón.

¿PERO QUÉ DIABLOS LES PASA?

Negar el principio fundamental de la vida, retorcer y quebrar los instintos hasta acabar con el cuerpo propio en nombre de un ideal, quizá si cambiáramos los papeles y dejáramos que fuera otro quien lo asesinara me/nos sentiríamos confortables, cómodos, quizá fuera una historia que nos pareciera en algo conocida. Alguien que se deja matar en nombre del amor, del otro, de lo que sea.
No cabe duda de que mirar la historia del otro es encontrarte con la gloria y la locura, que en este caso se tocan. ¿podía morir yo en nombre de un ideal? Bueno, ahorita no se me ocurre ninguno. De hecho quiero seguir viviendo lo más posible. Estos monjes momia me han dado dolores de estómago, náuseas filosóficas y una comezón metafísica, pues me doy cuenta de que quiero vivir, vivir aunque no logre ser un iluminado, un buda.

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